
Normalmente pongo canciones actuales pero hoy voy a hacer una excepción y pondré Facto Delafe y las Flores Azules. Hay muchas razones para hacer con ellos una excepción pero solo diré la más importante: no me pueden gustar más.
Partamos de este supuesto: acabas de haber estado hablando con una mujer y no la has besado. ¿Cuál ha sido el fallo? Hay dos hipótesis: a) no te has atrevido a besarla; b) te has atrevido a besarla pero ella te ha rechazado porque no le gustas. Bien, de evitar que te vuelva a pasar la primera hipótesis se encarga el juego interno, de que no vuelvas a tropezar en la segunda opción se ocupa el juego externo. Hasta aquí ¿de acuerdo? Bueno, pues yo hoy pretendo hablaros de una tercera opción por la que puedes no haber besado a la chica: que te hayas atrevido, que a ella le gustes pero que tenga miedo a besarte.
¿Miedo a besarme?
Exacto. Hemos hablado muchas veces de los miedos de un hombre a lo largo de la seducción pero nunca (o cuando menos muy pocas veces) de los miedos de ella. Hasta tal punto es así que muchos hombres ignoran que una mujer pueda sentirse asustada ante la idea de acostarse con un hombre. De forma simplista dicen que si una mujer no se lo monta con un hombre es porque no quiere. Y a veces es así pero no siempre. Es como un hombre en una discoteca, si no se pone a hablar con una mujer puede ser bien porque no se sienta atraído por ella o bien por el caso opuesto: la chica le gusta tanto que le intimida hasta el punto de no atreverse a hablar con ella.
Pues a las mujeres les pasa igual, ellas también tienen miedo al rechazo. Es un miedo distinto pero un miedo a fin de cuentas. Podría decirse que ambos tenemos miedo a que nos den con la puerta del dormitorio en las narices, la diferencia es que los hombres tenemos que nos golpeen con el lado exterior y las mujeres con el interior. A nosotros nos asusta que no quieran acostarse con nosotros, que no nos dejen entrar en el dormitorio. A ellas que después del sexo, nos levantemos y nos vayamos, que resulte que todo era un montaje para acostarnos con ella.
Las mujeres se lo piensan mucho antes de acostarse con un hombre. Normalmente aquí muchos gurús te sueltan una parrafada larguísima sobre la evolución y las importantes consecuencias que tiene para una mujer quedarse embarazada y los riesgos que asume al acostarse contigo. Y es cierto todo eso. Pero, en mi opinión, pesan más los temores del siglo XXI, es decir todas las malas experiencias que las mujeres han sufrido por culpa de un hombre con el que llegaron a un nivel sexual. Para una mujer es muy duro ser abandonada por un hombre, acostarse con un hombre significa para una mujer actual no tanto el riesgo de un embarazo sino el riesgo de ser rechazada. Para una mujer ser rechazada por un hombre con el que se han acostado es muy duro, es sentirse como un objeto de usar y tirar. Piensa por un momento cómo tratas las cosas de usar y tirar y el concepto que tienes de ellas, no puede ser más bajo. A las mujeres les encanta sentirse atractivas, bueno más bien: necesitan saberse atractivas. Pero rara vez se sienten así, siempre tienen dudas. Si Gisele Bündchen está convencida de que han miles de mujeres más guapas que ella y Megan Fox no puede verse en la pantalla porque se ve fea imagínate lo que debe pasar por la cabeza de las demás mujeres. Las mujeres están continuamente cuestionándose su belleza, sufren mucho por ello y sentirse meros objetos de usar y tirar es lo último que quieren sentir.
Por todo esto se lo piensan tanto antes del sexo. En cierto modo siguen la doctrina del Papa, del mismo modo que el Vaticano dice que la mejor manera de no contraer enfermedades venéreas es la abstinencia sexual las mujeres concluyen que la mejor manera de no ser rechazadas es la abstinencia sexual. A falta de condones emocionales la única manera de que una noche de pasión acabe en un amanecer de dolor es la abstinencia (o la marcha atrás ¿a qué ahora entiendes mejor por qué hay mujeres que te dicen que no justo en el momento en que te estás quitando los pantalones?)
La motivación que lleva a una mujer a no acostarse con un hombre que le gusta es muy parecida a la razón por la que un hombre no se atreve a entrar a una mujer que le atrae. Del mismo modo que para ti intentar acostarte con una mujer significa asumir el riesgo de que ella pueda rechazarte para una mujer acostarse con un hombre significa correr el riesgo de que le rechace. Añádele ahora el que las mujeres son criaturas emocionales y, por tanto, sus emociones son más intensas que las nuestras y tendrás una aproximación muy cercana a lo que pasa una mujer cuando se siente rechazada.
Siendo pues algo bastante obvio que las mujeres también sufren el mal de la intimidación en la seducción resulta sorprendente el poco (o nulo) tiempo a este tema. Es cierto que se habla de Rapport, conexión, confort, etc. pero nunca se parte de la base de que la seducción implica muchos riesgos para la mujer (y no me refiero a embarazos), y que todo ello le produce grandes temores. De hecho con este artículo no pretendo inventar nada nuevo porque ya existen muchas formas de generar una conexión solo quiero recalcar que la razón por la que el Rapport es tan importante es porque necesitas buscar una solución a los miedos de una mujer.
La moraleja de este artículo es que cuando tengas delante a una mujer no solo te preocupes de presentarte como un hombre atractivo sino también como un hombre atraído. Es una frase de Wayne Elise "Juggler" que me encanta: la seducción consiste en ser interesante e interesado. Simplemente se trata de tener en cuenta que la mujer puede sentir miedo durante la seducción, no olvidarlo y buscar remedios antes de que sea tarde.
Evidentemente poner esto en funcionamiento es difícil. Tal vez sea lo más difícil de la seducción porque es algo en lo que no hay frases mágicas, siempre tienes que improvisar. Para generar interés puedes encontrar rutinas con cierta validez universal pero para mostrar tú interés, ahí hay poco campo para los memoriones. Basta con abrir a un foro de seducción y comparar el material que se ofrece para generar interés con el que busca mostrar interés.
No hay frases mágicas pero sí que hay parámetros para eliminar estos miedos.
Y la base es la credibilidad. Para mostrar interés no viene mal tener la habilidad de un Neruda pero tampoco la necesitas, basta con que cuando digas un piropo ella sienta que es verdad lo que dices.
Y la mejor forma de ser auténtico es ser sincero pero, intuyo, que si estás leyendo estas líneas es porque necesitas algo más de ayuda en saber mostrar interés así que espondré un esquema básico de cómo mostrar interés. Con este esquema no pretendo crear una estrategia cerrada sino orientarte de modo que cuando estés delante de una mujer reconozcas el momento en el que estás y tengas la seguridad de continuar. No es ningún mapa del tesoro sino una simple guía de carreteras para evitar que tengas que dar mil vueltas y pararte en cada gasolinera a preguntar cómo se llega a tu destino.
La evolución natural del interés pasa por tres momentos que resumo con las frases: me interesa; me gusta; y me atrae.
Me interesa es algo tan sencillo como escuchar a una mujer. Muchos hombres cuando una mujer hace o dice algo interesante la interrumpen para hacer ellos algo interesante, o al menos, pretendidamente interesante. No lo hagas, no es el momento de ser interesante sino de ser interesado. En su lugar escucha, haz que ella desarrolle el tema, deja muy claro que estás disfrutando de lo que dice.
De aquí pasamos inmediatamente al me gusta. Si quieres que una mujer acceda a desarrollar un tema tienes que dejar muy claro que te interesa y que además te gusta (el tema y por extensión ella, pero por ahora la historia) A los humanos en general y a las mujeres en especial les cuesta mucho hablar de sus cosas, de su vida, de cómo son y qué hacen. Por eso si quieres que una mujer se sienta cómoda hablando de ello no solo tienes que dejarla claro que te interesa sino que además que te parece bien, que sus valores y principios tienen tu aprobado. Pequeñas frases como ¿en serio?, qué interesante, me encantaría haber estado allí o siempre he querido hacer eso ayudan una barbaridad porque hacen que la mujer se sienta bien contigo.
Y por último el me atrae. Es el momento de personalizar, la historia era interesante y positiva, ahora es el momento de individualizar. De resaltar los valores que tenía la historia, los valores que hicieron que te gustara y concretarlos en ella. Hay que dar el salto: ya no es la historia lo que te gusta, ahora es ella.
Toda esta historia de vencer los miedos de la mujer, de ser interesante e interesado y se de ser creíble la he llamado la orza por una sencilla razón. La orza es una pieza triangular que va en la parte inferior de los barcos a vela, la quilla, y cumple una finalidad esencial: permite navegar contra el viento. Un barco a vela sin orza no podría navegar con el viento en cara, los marineros tendrían que hacer como hace siglos: sacar los remos y ponerse a remar. La orza es la responsable de que la navegación a vela sea posible, de que el hombre pueda navegar siempre que quiera y no siempre que lo decida el viento.
Saber mostrar interés es la orza de la seducción, lo que te permite vencer esos vientos en contra que son los miedos de una mujer. Recuerda, la esencia de la seducción no es que ella te vea guapo sino que ella se vea guapa en el reflejo de tus ojos.