Señales equivocadas II: balas de fogueo.

En la seducción hay momentos como el de la foto, situaciones en las que una mujer saca una pistola y te amenaza. Pero a menos que estés cegado por su belleza verás que se trata una pistola de agua...

Los puse hace poco pero no puedo evitar volver a pincharlos. Human de The Killers, sin duda la canción del momento. Además viene al caso porque los chicos de The Killers parecen duros y malotes y luego Brandon Flowers es un buenazo.



Recuerdas lo primero que te dicen al entrar en la llamada Comunidad de la Seducción. Bueno algunos lo primero que te dicen es vale tanto y lo puedes pagar de estas maneras. Pero entrados en materia lo primero que te dicen, o te debieron decir, es que no hagas caso de los consejos de una mujer sobre cómo seducirlas porque la atracción no es una elección.

Que la atracción no es una elección significa que hay muchas cosas que atraen a hombres y mujeres que son políticamente incorrectas. Que hay rasgos que encontramos atractivos no sólo sin saber por qué sino incluso deseando que no fuera así. Eso tiene una importante consecuencia práctica: muchas veces la atracción se manifiesta en la forma de reproche.

Empiezo a estar más convencido de que el primer piropo sincero de una mujer de alto nivel siempre tiene forma de descalificación. Evidentemente me refiero a reproches que las mujeres sueltan después de un rato de conversación, no es el caso de que nada más abrir el set la chica te ataque. Ahí es una auténtica descalificación. Me refiero a casos en que las mujeres te llaman chulito, dicen que te las sabes todas, u otro tipo de prueba. Son frases que aparentemente denotan rechazo pero que en el fondo significan que las cosas van bien porque evidencian rasgos que sabemos que son atractivos.

¿Por qué lo hacen?

Lo primero de todo es que la gran mayoría de veces actúan de modo inconsciente así que no les pidas explicaciones a las mujeres. Personalmente creo que es de un lado porque la mujer se sorprende de sentir atracción por un hombre así lo que le lleva a boicotear la interacción, y de otro porque la mujer desea saber hasta que punto esa apariencia atractiva se corresponde a tu verdadera personalidad.

¿Cómo reaccionar?

Las señales equivocadas, ya sean falsos halagos o falsas descalificaciones tienen una solución muy parecida que comienza por huir del castigo y evitar el premio.

No castigar. Cuando te sueltan una falsa descalificación la primera trampa a evitar es enfadarte o ponerte nervioso. Perdiendo los nervios solo demostrarías que tu apariencia de chico seguro es falsa y que basta con que una mujer haga un amago de rechazarte para que pierdas el control. Este fallo puede ser del todo eliminatorio como tengas una respuesta tan agresiva que conduzca a una pelea de egos.

No premiar. Premias a una mujer que te descalifica cuando te cualificas frente a ella mostrando que, aunque no lo pareciera, siempre buscaste su validación. En estos casos por cualificarte me refiero a negar la acusación, decirla que no, que no eres malo sino bueno.

Por tanto la solución frente a un falso reproche pasa por no reaccionar. El falso reproche es un intento de quitarte el marco, si no produce ningún efecto se mantiene el status quo: retienes el marco. Así que el punto de partida es ni enfadarse ni justificarse.

Pero tampoco te vas a quedar callado.

La mejor forma de salir de este test diréis que es el humor. Respuesta correcta, ¿pero cuántos dirías que es riéndose de uno mismo? Esa es la clave: no solo no niegas tus defectos sino que los asumes con tanta seguridad que no te importa reírte de ti mismo. No tienes nada que demostrar, no tienes miedo del ridículo, no te defiendes porque no te sientes amenazado. Es lo que Zan Perrion dice tantas veces, no se trata de ser impresionante sino de ser interesante

Con esta reacción evitas pasar al lado racional (combate de egos) mantienes el marco (no te justificas) aumentas tu situación de desafío (eres inmune a sus críticas) y potencias tu atractivo (eres condenadamente divertido). ¿Se puede pedir más?

Un par de ejemplos:

- Eres un poco chulo.
- Tú lo has dicho: un poco. Aproximadamente un 10%, el 90 % restante hace de mi todo un encanto.

- Te las sabes todas.
- En realidad llevo un pinganillo en el oído y me sopla todas las respuestas esa mujer de ahí, que por cierto no se ha enterado que con su edad ya no se pueden llevar esos escotes (esta descalificación final es lo que más me gusta porque te revela como un hombre terrible y, evidentemente, debe ser improvisada según quien esté en la sala)

- No me voy a enrollar contigo.
- Lo sé, y es algo que me lleva torturando toda la noche. Pero soy así, prefiero ser rechazado por alguien que aprecio a estar con quien me deja frío. (Este último ejemplo lo incluyo para demostrar que reírse de uno mismo no es solo provocar carcajadas sino también admitir la contrariedad resignadamente y esperar mejores tiempos)

Anexo, no lo niego pero tampoco lo confieso.

Hay que hacer una diferencia importantísima cuando hablamos de los rasgos del seductor no del todo políticamente correctos. Cuando una mujer nos acusa de tener uno de estos rasgos acabamos de ver que debemos admitirlos pero son rasgos que nosotros nunca debemos reconocer como nuestros por propia iniciativa. Es decir si una mujer te acusa de ser un poco cabronazo tú le das la razón riéndote de ti mismo pero nunca debes ser tú el que dé el primer paso y confesar ser un poco cabronazo. ¿Por qué?

Porque te estarías cualificando de una manera bastante clara. Y porque basta con que lo hagas para que la mujer te vea como cualquier cosa menos como tú dices ser. Si realmente eres chulito la mujer te verá como tal sin necesidad que tú se lo digas, comentándoselo solo lograrás que la mujer te vea como un chico al que le gustaría ser un chulito pero que se queda en el intento.

Recuérdalo, los rasgos del hombre atractivo políticamente incorrectos ni se niegan ni se afirman.