L'Atelier, en francés estudio, es el reducto más íntimo de los artistas. Un lugar de creación al que acceden las personas más próximas al artista con un simple fin: disfrutar del arte.
Escogí este nombre porque reflejaba la esencia que quería transmitir al blog. La seducción puede analizarse de muchas maneras y yo buscaba darle un enfoque artístico.
Con L'Atelier pretendo un modelo de seducción emocional, natural y en femenino. Emocional porque prefiero hablar del seductor como un artista que como un ciéntifico. No niego que la seducción pueda ser una ciencia, sencillamente me estimula más verla como el arte de estimular a las mujeres. Natural porque es esa la escuela a la que pertenezco. Una escuela que me enseña a mejorar en mis habilidades sociales en lugar de trucos quasi-esotéricos para engañar a las mujeres. Y en femenino porque a mi lo que me importa es la mujer y su mundo. Los gurús y sus guerras no ocupan espacio en mi vida.
Escogí este nombre porque reflejaba la esencia que quería transmitir al blog. La seducción puede analizarse de muchas maneras y yo buscaba darle un enfoque artístico.
Con L'Atelier pretendo un modelo de seducción emocional, natural y en femenino. Emocional porque prefiero hablar del seductor como un artista que como un ciéntifico. No niego que la seducción pueda ser una ciencia, sencillamente me estimula más verla como el arte de estimular a las mujeres. Natural porque es esa la escuela a la que pertenezco. Una escuela que me enseña a mejorar en mis habilidades sociales en lugar de trucos quasi-esotéricos para engañar a las mujeres. Y en femenino porque a mi lo que me importa es la mujer y su mundo. Los gurús y sus guerras no ocupan espacio en mi vida.
lunes, 12 de noviembre de 2007
Nuestro miedo más profundo, por Zan Perrion
¿Es el mayor temor de un hombre recibir una patada en la entrepierna? No, claro que no. Es otro. Hoy Zan nos habla del miedo a ser rechazado en un interesante aunque larguísimo artículo (¡háblame a mi de su extensión que lo he traducido!). Os recomiendo su lectura entero
Imagínate en un soleado día de verano, caminas por la acera de tu ciudad favorita , despacio y sereno. Sólo tú y tus pensamientos. Sólo tú y el olor de las tiendas y los restaurantes que pasas. sólo tú y el sonido del tráfico. Sólo tú y los desconocidos que te rodean, detrás tuyo, a tu lado, hacia ti.
Te sientes calmado, como una roca en medio de un arroyo, la gente pasa y fluye a tu alrededor. Sientes el calor del sol en tu cara y eres feliz de no tener a donde ir ni nada te llama la atención. No haces nada, simplemente eres.
El aire está vivo, es eléctrico. Las posibilidades están por todas partes y respiras profundamente, absorbiendo los olores y las señales y sonidos.
Y entonces... la ves.
Ella camina casualmente hacia ti, ocasionalmente se detiene para mirar los escaparates y te parece muy guapa. Lleva un simple vestido, sin maquillaje ni arreglos, parece que levita más que anda, con la luz del sol iluminando su figura, bordeando su figura, sus formas. Ese fantástico vestido.
El tiempo se para y aguantas la respiración. Se acerca, sin sospechar que la observas, ensimismada en sus pensamientos, mirando los escaparates. Es obvio que no tiene prisa. Y ahora está aún más cerca.
Aquí está la pregunta: ¿qué vas a hacer?
¿qué vas a hacer?
Sabes perfectamente lo que quieres hacer. quieres pararla cuando esté a tu altura y decirla algo encantador y seguro. quieres sonreír y preguntarla su nombre. Quieres preguntarla si quiere tomar un café contigo. Y si acepta tu invitación quieres que se siente contigo, completamente atenta, cautivada por tu facilidad para sacar conversaciones interesantes mientras tu la entusiasmas con historias, diversión y réplicas ingeniosas. Quieres que esté tan intrigada que te ofrezca su número de teléfono - sin tenerlo que preguntar. ¡Y quieres llamarla esa misma noche! Y la siguiente, y la siguiente. Quieres decirla que te parece muy guapa, y que no puedes esperar a verla.
Quieres hacer todas esas cosas.
Pero no puedes. No puedes... porque estás asustado.
Estás asustado de que si tratas de pararla y decirla hola, ella te mirará con una sonrisa débil y continúe andando. O que te ignore. O que sacuda la cabeza y evite mirarte ignorándote.
Estás asustado de que si se para y te dice su nombre entonces te quedarás en blanco y parecerás atontado y torpe mientras piensas algo interesante que decir.
Estás asustado de que aunque no te quedes en blanco y seas capaz de engancharla en algún tipo de conversación y la invites a tomar contigo un café ella te rechace porque tiene novio. O que se ría de ti. O que te mire a los ojos y diga "No, no me interese" y se marche.
Estás asustado de que aunque acepte tomarse un café contigo, bueno, tal vez sea porque está aburrida y no tiene nada mejor que hacer. Más aun, que realmente no seas su tipo. después de todo sabes que eres demasiado bajo para ella y que le gusta un color de pelo distinto al tuyo y que no eres lo suficientemente guapo para ella.
E incluso si parece que le gustas, y te pide que la llames y te da su número, entonces estás asustado porque no sabes que hacer con él. ¿Deberías llamarla inmediatamente? ¿esperar tres días? ¿una semana? No tienes ni idea.
Y en el caso en que reunas suficiente coraje para llamarla, ¿cómo deberías actuar? ¿Cómo deberías sonar? ¿Debería tu tono ser optimista, alegre y despreocupado, o suave seguro y directo? ¿O simplemente ser tú mismo? Y en este sentido, ¿qué quiere decir ser uno mismo? ¿Por qué deberías ser tu mismo?
Y finalmente si la dices un piropo y la dices que está muy guapa hoy con su sencillo vestido que flota mientras anda, entonces estás asustado de que lo vea como una súplica. No, no puedes piropearla. En su lugar, debes actuar de forma distante y cool, distante y desinteresado, porque sin lo haces, pensará que estás necesitado y desesperado, muy disponible. Odias actuar de esa manera - ¿por qué no puedes ser natural y real y no jugar esos juegos? Ah, pero si no los juegas, seguro que pierdes.
Y ahí lo tienes. Ella está casi a tu altura, pero no importa porque en una fracción de segundo tu mente ha conjurado todos eso guiones negativos.
Y entonces ella te pasa, y todo lo que eres capaz de hacer es una leve sonrisa y ladear la cabeza hacia ella, bueno... ella puede haberse dado cuenta o no; no puedes decirlo realmente. Y eso te entristece.
Bueno, no estás solo.
Así es como la mayor parte de los hombres pasan el tiempo, viendo la vida pasar. Le falla actuar, dejan que lo que podría ser el encuentro más romántico que podrían experimentar pase de largo.
Todo es por el miedo a ser rechazado.
En la sociedad moderna, un hombre siente que si una mujer le rechaza de cualquier manera - aunque lo haga educadamente y amablemente - ha anulado de alguna manera su masculinidad. No puede sino sentir que está siendo rechazado como hombre. Simplemente no es lo suficientemente bueno para ellas. Y por extensión, no es lo suficientemente bueno para nadie - incluido el mismo.
No importa cuales puedan ser sus motivos - ella puede que esté triste, o no se sienta guapa, o acabe de romper con su novio, o esté felizmente casada, o esté frustrada por su carrera y si vida... lo que sea. Se lo sigue tomando como algo personal.
Incluso los hombre más seguros - esos que están continuamente en compañía de mujeres - son rechazados ahora y siempre: ellos también sienten un poco de dudas cuando encuentran a una mujer que les quita la respiración.
El miedo a ser rechazado es el temor más profundo de un hombre, y le provoca dudas, le hace vacilar mientras siente esa sensación tan familiar de pesadez en el estomago. En otras palabras, sin que ella le haya dicho siquiera una palabra o sin darse cuenta de que está ahí, el mismo ya se ha rechazado.
Ella no tiene que rechazarle porque él ya lo ha hecho por ella.
La verdad es que el miedo a ser rechazados está presente en todos nosotros, incluso en ella. Hemos sido condicionados por la sociedad para creer que no somos lo suficientemente buenos. Nos parece natural que otros quieran rechazarnos porque hemos vivido con el miedo a ser rechazados toda nuestra vida. Sentimos ese miedo alrededor nuestro como una manta a la que nos hemos acostumbrado desde pequeños.
Más aun, la raíz de muchos de los problemas en nuestras relaciones es fundamentalmente nuestro miedo a ser rechazados. Incluso en una relación aparentemente estable y en lo demás feliz, el miedo latente a ser rechazado yace debajo de la superficie, manifestándose ocasionalmente (o frecuentemente) en actos de celos o rabia o egoísmo o discusiones sin importancia.
Nacemos con un solo miedo: el miedo a los ruidos. Todos los demás miedos los adquirimos a lo largo de la vida. Cuando tenemos cuatro años todos podemos cantar. Cuando tenemos cuatro años todos podemos dibujar. Pero entonces empezamos a ir a la escuela y, por primera vez, empezamos a compararnos con los demás. Miramos al dibujo de otro chico y, por primera vez, sentimos que a lo mejor no deberíamos dibujar.
La sociedad nos ha marcado el subconsciente con la idea de que puede que no seamos tan buenos como otro. O, asimismo nuestro padres nos convencieron por sus actos o palabras desde pequeños de que sencillamente no eramos lo suficientemente buenos.
Los hombres dedican su vida a intentar compensar esta consciente falta de valor. Intentan vestir las ropas correctas, obtener el trabajo correcto, todo en el intento de distraerla. Esperamos de que ella no se de cuenta - y que acabe por rechazar - a nuestro verdadero yo.
Así que así estamos hoy: los hombres temen a las mujeres porque sienten que ellas tienen el poder... el poder de validarles. Para muchos hombres, si una mujer accede a verle, quedar con él, casarse con él, o amarle, le da valor. Se siente un hombre, como alguien que es aceptado tal cual es. Desgraciadamente, siente que el reverso también es verdad: después de todo si la mujer le rechaza por no estar de acuerdo con ninguna de esas cosas, entonces ¿no le está invalidando?
Una de las frases más tristes que un hombre puede oír de una mujer es "no te lo tomes como algo personal, pero..." Posiblemente ella no quiera herirle pero, en realidad, un hombre no puede sino tomárselo personalmente.
Que pasa cuando él siente ésto: él se siente el rechazo, ya sea educado o no,como una invalidación directa de su alma. Envía a un hombre a un súbito ataque de auto análisis. ¿Por qué? se pregunta, "¿Qué hay de malo en mi que no le gusta? ¿No soy lo suficientemente alto? ¿suficientemente encantador? ¿qué hice? ¿qué no hice? ¿por qué?"
Y el ciclo se repite
Una vez vi en la entrada de un hotel de Viena (o de cualquier parte) una señal escrita en la que decía "si pudieras verte de la manera que los demás te ve, no te lo creerías" Durante mucho tiempo he pensado en esa señal, y tú deberías hacerlo también. Si lo haces, descubrirás la respuesta a tu miedo a ser rechazado.
Recuerda siempre que sea cual sea el resultado, sea cual sea su respuesta, ¡sigues siendo tú mismo! Nunca pierdes. Nunca olvides ésto, porque es la clave para superar el miedo a ser rechazado.
Entonces, hazlo de todas maneras. Incluso los oradores y actores con éxito y seguridad sienten mariposas en el estomago justo antes de subir al escenario. La diferencia es que lo hacen a pesar de ello. No dejan de actuar. No tienen necesariamente menos miedo al rechazo que los demás; en su lugar respiran hondo, se endurecen y lo hacen de todas las manera- pese a su miedo.
El triunfo genera confianza y la confianza, como sabemos, éxito.
Así que la próxima ve que la veas, no dudes. En su lugar acércate con una sonrisa, sabiendo que en su corazón tiene tanto miedo a ser rechazada como tú, que ella también está nerviosa sobre cómo aparenta.
No te rechaces a ti mismo en su lugar - ¡antes incluso de haberla conocido! Reconoce tu miedo y hazlo de todas maneras.
Recuerda. No importa lo que suceda, sigues siendo tú mismo. ¡Nunca pierdes!
Zan Perrion
Traducción al español Mario di Domenico
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6 comentarios:
Brutal.
Vale la pena el esfuerzo de leerlo.
Explendido, E-X-P-L-E-N-D-I-D-O, ;)
Saludos...
Superb Mario, excelente artículo. Zan es de lo mejorcito que se puede leer... Mucho juego interno!.
Dos frases que voy a tener presente despues de leer este exelente post
"El triunfo genera confianza y la confianza, como sabemos, éxito."
"Recuerda. No importa lo que suceda, sigues siendo tú mismo. ¡Nunca pierdes!"
ELLA TIENE TANTO MIEDO AL RECHAZO COMO TÚ...
Tu blogg me hace reflexionar sobre tres o cuatro cosas que he aprendido en los meses que llevo en el mundo de la seducción:
-admitir admiración por el progreso de otro hombre (como en tu caso)
-lo grato que es conocer personas, no solamente mujeres; y hasta ahora siempre me he visto grátamente sorprendido
-un hombre íntegro y congruente consigo mismo, resulta siempre seductor...un seductor, no siempre resulta un hombre íntegro y congruente
-la seducción, no se trata solo de llevarse mujeres a la cama, se trata de la vida misma
Saludos y mi estima total
Mario Enorme por la traducción ,Te juro que me dan ganas de llorar con estos escritos.
Mil saludos.
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